miércoles, 24 de febrero de 2010

rabino leopold cohn el que conocio a yeshua ha mashiakh

El Rabino Leopold Cohn. Un Judío que conoció a Yeshua Ha Mashiakh (jesucristo)






En 1862, en Berezna al Este de Hungría, nació Leopold Cohn, en medio de una familia judía ortodoxa. En su autobiografía "Un Misionero Moderno para un Pueblo Antiguo," el Rabino Cohn escribió: "Los judíos ahí (Berezna) veían al cristianismo como una fase del paganismo, ya que los católicos abiertamente exhibían sus hábitos idólatras, postrándose ante cruces e imágenes, prácticas grandemente aborrecidas por los judíos debido a que le fueron prohibidas a Israel por Moisés. Debido a estas cosas, fui enseñado a evitar a los gentiles, a ni siquiera aceptarles un vaso de agua."A la edad de siete años perdió a sus padres, y él, junto con sus hermanos y hermana tuvieron que valerse por sí mismos. Esto hizo que Leopold buscara a Dios. A menudo se le veía orando a Dios, pidiéndole que le enseñara y mostrara lo que quería de su vida. A la edad de 12 años, Leopold tomó la decisión de hacerse un rabino, lo que era visto como erudito y maestro, juez y guía espiritual. A la edad de 18 años era un experto en literatura hebrea y ley talmúdica. Recibíó de varios rabinos, un diploma (semikah - o un Hattarat Hora'ah) conteniendo un certificado de buena conducta y hábitos así como la autorización para hacerse un rabino. De esta manera, huérfano y sólo, la salud física de Leopold así como sus necesidades espirituales e intelectuales fueron fielmente satisfechas por Dios. Siguiendo las costumbre de los Judíos Ortodoxos de aquellos días, el matrimonio fue arreglado y un "Kettubah" (contrato de matrimonio) fue llevado a cabo entre Rose y Leopold en 1880."Siguiendo la costumbre de aquel tiempo, Leopold y su novia se mudaron a la casa de su suegro. Ahí, él podría dedicarse al estudio del Talmud y las Escrituras. De aquellos días Leopold escribió: "En la casa de mi suegro yo me sentí muy feliz; y siempre agradecí a Dios por darme al final tan encantador hogar. Muchas señales de honra me fueron mostradas, y recibí muchas muestras de amor y bondad de todos lados. Los días que pasé en esa casa fueron los más brillantes de mi vida." La gente del pueblo a menudo venían a pedirle consejo y ayuda. A él le gustaba aconsejar pero la ley judía de su tiempo le prohibía usar sus habilidades como rabino debido a que vivía en proximidad a su maestro y mentor. Sin embargo, él estaba autorizado a buscar un pequeño grupo de estudiantes, y así formar su propia escuela de estudios rabínicos. Cinco años más tarde, el maestro murió, y se le permitió a Leopold Cohn practicar totalmente el oficio de Rabino. Debido a que la comunidad judía era muy pequeña se convirtió en un rabino itinerante, sirviendo las necesidades de esas pequeñas villas. Servir como un rabino itinerante le mantuvo a Leopold ocupado; pero nunca tan ocupado como para dejar de lado su interés por el misterio del Mesías. El primer pensamiento que tuvo fue estudiar Daniel, pero pronto recordó que había una advertencia en el Talmud contra cualquiera que estudiara lo concerniente al fin de la era, especialmente, aquellas secciones de Daniel que se refieren a la venida del Mesías y al final de los tiempos. Al respecto, comenta: "Yo pensaba que en el minuto en que yo abriera para leer aquella parte de Daniel, un relámpago vendría del cielo y me mataría. Pero, otro pensamiento vino, sugiriéndome que aquellos talmudistas que habían hecho declaraciones debían ellos mismos haber estudiado Daniel y las otras Escrituras, concerniente a la venida del Mesías, y que si ellos lo hicieron, él también podría hacerlo. Con temor y temblando, abrí el libro, di una mirada tomando especial importancia en el capítulo noveno. Mi búsqueda me guió a culparme a mí mismo por sospechar de las santas palabras de los hombres sabios. Mientras profundizaba aquella mirada, ya que era totalmente ignorante de Jesús (Yeshua) el Mesiás, y por lo tanto no podía entender completamente que el Mesías debería haber muerto por nuestros pecados. Pronto, me di cuenta que el Mesías debió haber venido cerca de 400 años después que el ángel le habló a Daniel sobre las 70 semanas. Hubo una alegría en mi corazón por encontrar la verdad; que el Mesías había venido en aquel tiempo, de acuerdo a Daniel 9:24. Pero era un gozo mezclado con dolor."Leopold no paró de pensar y maravillarse del Mesías. Si Daniel estaba bien, los rabinos del Talmud estaban equivocados. Si era una contradicción de pensamiento y estudio; él no podía darlo por terminado. Él creyó que su llamado como rabino dependía de su constancia y su sed por la verdad, lo que lo llevaría a un profundo estudio de los Profetas. Cohn escribió,"Mientras lo hacía, el puro espíritu de la Palabra de Dios tomaba posesión de mi mente y corazón. Luego, descubrí que mucha de la Ley Talmúdica estaba contraria a la Palabra de Dios." Cohn estaba aislado en el Ghetto, él estaba sólo con sus pensamientos y temores, con nadie que le hablara de Yeshua. Ninguno había venido hasta su pueblo para compartir las Buenas Nuevas del Mesías. Anos más tarde, después que el Rabino Leopold Cohn hubo venido a la fe en Yeshua, el recuerdo de su lucha de querer conocer la verdad, y de no ser capaz de encontrarla, fue una de los más grandes factores que lo llevaron a establecer la Misión Williamsburg a los Judíos (ahora llamada Ministerio al Pueblo Elegido). Leopold no quería que sus hermanos judíos se encontraran en esa desesperada búsqueda de la verdad sobre el Mesías, la cual él había pasado. Su deseo era permitir a los judíos, dondequiera que se encuentren, conocer que el Mesías había venido, que Su nombre era Yeshua, y que Él había muerto para hacer una expiación por el pecado.Cohn continuó estudiando las referencias talmúdicas del Mesías. Cuanto más estudiaba, más inquieto de mente y espíritu se encontraba. Él se preguntaba cómo las referencias talmúdicas al Mesías podían ser reconciliadas con el judaísmo actual, y comenzó a preguntar a otros rabinos cómo se podían reconciliar las declaraciones mesiánicas en el Talmud con las Escrituras. ¿Cómo fueron capaces de reconciliar tales declaraciones mesiánicas con el Judaísmo, tal como había sido practicado y enseñado? Ninguna persona fue capaz de darle una respuesta satisfactoria.Leopold continuó su búsqueda de respuestas a estas preguntas, pero lo hizo en una forma muy discreta debido al temor por la persecución. No tenía intención de compartir a su pequeña congregación la profunda lucha que había en su corazón. Pero, para su sorpresa, si lo hizo. Leopold escribió: "Dios, quien causa que el mudo hable, abrió mi boca y les reveló todos mis descubrimientos. Probablemente, ellos pudieron haber creído el descubrimiento sobre el Mesías, ya que fuimos todos ignorantes de este hecho, pero cuando ellos me escucharon, fue suficiente para que me silbaran, menearan su cabeza, y finalmente, me dejaran sólo, predicando a los bancos vacíos. Una amarga persecución comenzó."No habiendo nadie a quien recurrir para discutir las dudas que tenía en su mente, Leopold encontró por su propia cuenta un rabino en una ciudad distante, muy lejos de su propia congregación. Él le habló al rabino sobre sus estudios, y sobre las dudas que estos estudios habían levantado; también le habló de la reacción de su congregación cuando les reveló sus descubrimientos. Aunque el rabino se mostró sorprendido, parecía entender lo que Leopold estaba diciendo y sintiendo. El Rabino le dijo que vaya a América; donde probablemente encontraría mucha gente que podía enseñarle más sobre el Mesías. Estas fueron las palabras que Leopold estaba deseando escuchar. Él sabía que si podía ir a América, él podría encontrar la verdad sobre el Mesías. Años más tarde, cuando reflexionaba sobre esa conversación, Leopold declaró que él creía que este Rabino también conocía algo de las enseñanzas de Yeshua y era, tal vez, un creyente secreto. Había pasado casi un mes desde que Leopold había dejado Hungría dejando a su esposa y familia y no estaba ni cerca de encontrar al Mesías. De aquel día escribe: "Caminaba pensando nuevamente en el Mesías, y pasé por una iglesia donde había una señal con letras hebreas que decía "Reuniones para Judíos." Me paré con un deseo profundo de entrar. Estaba asombrado pero también comencé a razonar: Si esta es una Iglesia Cristiana, que significa este escrito en hebreo aquí? Y qué conexión tiene con los judíos? Cómo puede un judío entrar a un edificio donde hay una "cruz," el objeto al cual los llamados cristiano en mi país adoran? Y ¿cómo judíos y cristianos están aquí reunidos cuando en mi país hay una fuerte división? Mientras me paré para escuchar la música y pensar, mis amigos vinieron de pronto y me dijeron, 'Es mejor que usted no entre ahí' - ¿Por qué, les pregunté? "Solo venga y vea. Avanzamos unos pasos y me dijo 'Hay algunos apóstatas en esta iglesia que desvían a nuestros hermanos judíos. Ellos dicen que el Mesías ya ha venido'. Cuando escuché esto, me llené de gozo y sorpresa porque esto confirmaba mi descubrimiento. Me despedí diciendo "Adiós amigos, tengo algo que hacer" y luego fui rápidamente hacia la iglesia, a pesar de la presencia de la cruz."No hay coincidencias en el programa de Dios. El tiempo de Dios es perfecto. El Rabino Cohn conocía perfectamente esta historia por toda su instrucción y tradición. Sin embargo, recientemente había estado revisando su instrucción para los preparativos de la celebración de Pascua. La historia de la redención de Dios de Su pueblo, a través de la sangre derramada de un cordero, era completamente familiar, pero en tanto que escuchaba el mensaje, Leopold escuchó por vez primera como la salvación de Dios estaba disponible a todos los que creían en el Cordero de Dios, el Mesías Yeshua.El Rabino Cohn escuchó por un buen momento la predicación. Él estaba fascinado por lo que estaba oyendo, pero al mismo tiempo estaba disgustado. El se había criado en la tradición ortodoxa judía donde hombres y mujeres estaban separado durante la alabanza. Aquí, hombres y mujeres judíos estaban sentados juntos, y los niños judíos cantaban canciones sobre Jesús. Él quería salir, correr de ese lugar de blasfemia, pero algo le pasaba a sus pies que no querían moverse porque su corazón quería escuchar más sobre el Mesías. Este era el porqué había venido a América. Leopold luchó mucho con su consciencia; finalmente su transfondo; tradición y entrenamiento le impidieron quedarse por más tiempo. No obstante, al salir le pidió al Shama (encargado del edificio) que le diera la dirección del hombre que estaba predicando sobre el Mesías. Al día siguiente, se dirigió a esa dirección. Era la casa de Hermann Warszawiak. Cuando el tema del Mesías salió a la luz, Warzawiak vio el interés del Rabino Cohn y escuchó algunas de sus preguntas, él sabía que no podía tener una conversación sin evitar una discusión. Hermann no tenía ningún interés en argumentar con un rabino ortodoxo el cual era, sin lugar a duda su superior en tradición judía y Talmud. El simplemente le dijo al Rabino Cohn, "Voy a darte un pequeño libro y quiero que lo leas. Después que lo hayas leído, entonces ahí hablaremos. No diré ni una sola palabra hasta que no lo hayas leído." Así fue como a las manos del rabino Cohn llegó una copia del Nuevo Pacto en Hebreo, traducido por el famoso Dr. Franz Delitzch. Una vez llegado a su casa, el Rabino Cohn no perdió más tiempo y abrió el pequeño libro. Era la primera vez que veía esas palabras. "Este es el libro de las generaciones de Yeshua, el Mesías, el hijo de David; el hijo de Abraham." Imaginemos sus sentimientos, no sólo al leer estas palabras por primera vez, sino que también podía leerlas en su sagrada lengua, Hebreo. Con profundo interés comenzó a leer a las once de la mañana y continuó hasta la una de la medianoche. Hubo muchos contenidos de todo el libro que no podía entender, pero al menos pudo darse cuenta que el nombre del Mesías era Yeshua.El Rabino Cohn estaba tan emocionado con su descubrimiento que apenas pudo dormir. Tan pronto como se hubo levantado y al finalizar sus oraciones matutinas, rápidamente se dirigió a compartir su descubrimiento con el Rabino Klein, el rabino de la Secta Ortodoxa de la cual el Rabino Cohn se había hecho miembro. A pesar de lo descubierto en su primera lectura del Nuevo Pacto, muchas otras cosas quedaron confusas. Él creía que el Mesías, cuyo nombre era Yeshua vivía en alguna parte de este país (América), y que Él podría estar gobernando sobre un grupo de personas judías, tal vez, aún entre las diez tribus. No podía contener su gozo al pensar qué maravilloso sería encontrar a este Yeshua, y unirse a un grupo de personas judías quienes vivirían bajo el gobierno del Rey Mesías. Aunque esto nos parezca extraño, era común que el pueblo judío creyera que el Mesías estaba vivo, viviendo en diferentes partes del mundo. Recordando aquella visita, Leopold dijo: "Fui a él con aquel libro lleno de gozo en mi corazón. Se lo mostré. El (rabino Klein) tomó el libro, lo miró y lo tiró al suelo. Se enfadó mucho y luego comenzó a insultarme por haber leído tal libro" Confundido y atormentado, Leopold Cohn huyó de la oficina del Rabino Klein. ¿Cómo era posible que Yeshua, el Mesías, el hijo de David, pudiera ser la misma persona a quien los cristianos adoraban? Por algunos días retomó sus estudios y comenzó a ver la verdad más plenamente. El capítulo 53 de Isaías era la más maravillosa revelación, ¿pero de que? ¿Cómo podía amar al odiado?. Lidiando entre las dos opiniones, decidió ayunar y orar a Dios para que le mostrara qué hacer. A medida que los días pasaban, sus pensamientos comenzaron a tornarse hacia su esposa y familia, a los que había dejado en Hungría. ¿Cómo reaccionarían ellos? ¿Qué dirían? ¿Podría verlos nuevamente? Él se propuso en su corazón confiar que Dios se revelaría a su familia y a otros de la comunidad judía cuando les comunicara el mensaje del Mesías. Mientras, guardando su promesa a Hermann Warszawiak, fue a comentarle que ahora creía que Yeshua era el Mesías. Después de tener una conversación con Hermann Warszawiak y tras dejar su casa, el Rabino Cohn comenzó a decirle a sus amigos judíos y otros rabinos que él había encontrado al Mesías de quien hablaban los profetas. Rumores y acusaciones comenzaron a difundirse sobre Leopold Cohn, el rabino de Hungría, quien creía en Yeshua. Lo denunciaron como un "meshumad" (un apóstata), un traidor. Rechazado por la comunidad judía, Warszawiak arregló para que Leopold viviera con una pareja de gentiles creyentes, Sr. y Sra. Cruikshank, quienes estaban haciendo una labor misionera entre los judíos. Durante su breve estadía con los Cruikshank, la persecución del rabino Cohn se incrementó. Cables y cartas fueron enviados al hermano mayor de Leopold en Hungría, diciéndole que su hermano, Leopold Cohn, se habían convertido en un apóstata. Una carta de Hungría vino diciendo "Daré 500 piezas de oro al que lo matare." Parecía que su nueva fe en Yeshua no solamente lo apartaba de su propio pueblo judío, sino que también lo separaba de su esposa y familia. No los podría ver nunca más.Por la persecución se le sugirió que cambiara su nombre. Él, hasta ese tiempo, estuvo usando el nombre por el cual había sido conocido en Hungría, Isaac Leopold Kahan. Kahan era el apellido de su familia, el que era usado en todos los periódicos y telegramas de aquel día, así como el nombre que había sido dado a los oficiales de inmigración. A insistencia de los Cruikshank, Isaac Leopold Kahan cambió su apellido a Cohn. Las comunidades judías en Nueva York y Hungría hicieron todo lo posible para separar a Leopold de su esposa e hijos. El pensamiento de la comunidad era que si era malo que un rabino aceptara a Yeshua como el Mesías, era peor aún que su familia tomara la misma decisión. El Rabino Cohn, también se dió cuenta que sería suicida para él permanecer en América, por lo que una vez más fue donde su amigo, Herman Warszawiak. Este, se comunicó con el Dr. Schauffler y el Sr. Leonard, hombres quienes lo habían ayudado en su propio ministerio y quienes decidieron que Scotland sería un lugar seguro para el Rabino Cohn. El Rabino Cohn se había acostumbrado a orar tres veces al día, aunque con rituales de oraciones. El ahora conocía al Dios viviente en forma personal. Él sabía que podía acercarse a Él en cualquier hora del día o de la noche. Esto era maravilloso; era poder, era fe. En fe, Leopold creía que a través de la oración Dios podría restaurar a su familia. Sin embargo, su fe a la contestación de las oraciones fue probada casi de inmediato. Su cambio había sido anunciado en diarios locales y tan pronto como la comunidad judía escuchó esto se enojaron mucho. Algunos de los líderes de la comunidad fueron al rabino y le pidieron que enviara una carta al Rabino en Apsitza, el hogar de Leopold, notificándole que el Rabino Cohn era un apóstata. Pero el rabino de Hungría les envió una respuesta en la que les advertía contra la calumnia a un verdadero y justo judío, y les dijo que no deberían creer en tan malvados informes que habían escuchado sobre el Rabino Cohn, el cual era un líder en Israel que se merecía respeto. Con la carta del rabino de Hungría en mano, el líder de la sinagoga, junto con otros pocos hombres judíos, fueron ante el Rabino Cohn. Algunos de los hombres iban con lágrimas de enojo y frustración, pero otros iban con lágrimas de respeto. Leopold estaba tan emocionado como alarmado sobre un posible debate con tan famoso rabino, elegido por la comunidad en Edimburgo. Él estaba emocionado sobre la posibilidad de testificarle, conociendo el impacto que esto tendría sobre el pueblo judío. Él estaba convencido del poder de la oración y conocía el poder de la Palabra de Dios. Pero estaba alarmado porque el Dr. Wilson, pensaba que sería peligroso para el Rabino Cohn tal debate, porque podría aumentar el odio y rencor, forzándole a buscar asilo en otro país. Pronto, hallaron respuesta a su oración y Dios le dió la solución. Tal vez la comunidad judía podía acordar en sostener el debate en un hall privado. De esta manera, cualquiera que estuviera interesado en el debate podría asistir y escuchar. El Dr. Wilson sentía que esto también le podría dar mayor protección a Leopold Cohn.Era el primer testimonio público que daba el Rabino Cohn sobre su creencia en el Mesías. Muchas judíos habían venido a escuchar el debate desde Escocia e Inglaterra. Leopold notó que en el lado de su oponente se vislumbraba una pila de libros y papeles; había venido preparado para tratar con un rabino apóstata. Por su parte, Leopold sólo venía con dos pequeños libros, una copia de la Biblia en hebreo y la copia de Nuevo Testamento en Hebreo de Franz Delitzsch. Él traía consigo estos libros pero sabía que también traía la promesa de Dios a Israel. Cohn explicó lo que significaba ahora para él todo esto, a toda la comunidad, a su esposa como a sus hijos, los mismos que se conmovieron profundamente. El simbolismo que aquel matzo partido quedó sellado en su mente y en su corazón. Él les dijo que los apóstoles debieron haber sido los primeros judíos creyentes en el Mesías, Yeshua, quien había instituído esta ceremonia del partimiento del pan. Para que a través de esta ceremonia, los creyentes no olvidaran nunca el precio que Dios había pagado por ellos.En su pequeño hogar en Brooklyn, aunque confrontada diariamente por la evidencia del sufrimiento y persecución a la cual su esposo e hijos habían sido sujetos debido a su fe en Yeshua, Rose (su esposa) se dio cuenta que no podía dejar pasar más tiempo; que necesitaba tomar una decisión sobre este Mesías, Yeshua. En la soledad de su dormitorio, ella se arrodilló en oración y aceptó a Yeshua como su Mesías y Salvador. La familia Cohn estaba ahora unida en una misma fe. Ellos estaban unidos en sus esfuerzos y devoción para la tarea que Dios les había dado.

2 comentarios:

Yosef Bar Yeshua dijo...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
Yosef Bar Yeshua dijo...

tu Entrada me ha sido de gra bendicion!