viernes, 27 de mayo de 2011

cristianos y judios juntos para promover los derechos del hombre

Cristianos y judíos juntos para promover los derechos de todos los hombres
Todos los creyentes están llamados a “encarnar la convicción de que una providencia amorosa y compasiva” guía la historia “independientemente de cuán difícil y amenazante pueda aparecer el camino”, dijo el pontífice a una delegación de B’nai B’rith International, recibida en audiencia el 12 de mayo

“Queridos amigos:
Me alegra saludar a esta delegación de B’nai B’rith International. Recuerdo con placer mi pri­mer encuentro con una delegación de su orga­ni­zación hace unos cinco años.
En esta ocasión quiero expresar mi aprecio por su implicación en el diálogo católico-judío y, en particular, por la activa participación en la reu­nión del Comité Internacional de enlace en­tre católicos y judíos, que tuvo lugar en París a fi­nes de febrero. Aquella reunión se celebró en el cuadragésimo aniversario del diálogo, que fue or­ganizado conjuntamente por la Comisión de la Santa Sede para las Relaciones Religiosas con el Judaísmo y el Comité Judío Internacional pa­ra las consultas interreligiosas. Lo que ha ocu­rri­do en estos cuarenta años se debe considerar co­mo un gran don del Señor y un motivo de pro­fun­da gratitud hacia Aquel que guía nuestros pa­sos con su infinita y eterna sabiduría.
La reunión de París confirmó el deseo de ca­tó­licos y judíos de afrontar juntos los inmensos re­tos de nuestras comunidades en un mundo que cambia rápidamente y, de forma signifi­ca­ti­va, nuestro común deber religioso para comba­tir la pobreza, la injusticia, la discriminación y la ne­gación de los Derechos Humanos universales. Hay varias formas en las que judíos y cristianos pue­den cooperar para mejorar el mundo de acuer­do con la voluntad del Todopoderoso para el bien de la humanidad. Nuestro pensamiento se dirige inmediatamente a las obras concretas de caridad y servicio a los pobres y a los necesi­ta­dos. Sin embargo, una de las cosas más impor­tan­tes que podemos hacer juntos es dar testi­mo­nio común de nuestra profunda creencia de que todo hombre y mujer han sido creados a ima­gen de Dios (cf. Gn. 1, 26-27) y, por lo tanto, po­seen una dignidad inviolable. Esta convicción cons­tituye la base más segura para todo es­fuer­zo por defender y promover los derechos inalie­na­bles de todo ser humano.
En una conversación reciente entre las de­le­gaciones del Gran Rabinato de Israel y la Co­mi­sión de la Santa Sede para las Relaciones Re­li­giosas con el Judaísmo, mantenida en Israel a fi­nes de marzo, se destacó la necesidad de pro­mo­ver una correcta comprensión del papel de la re­ligión en la vida de las sociedades actuales co­mo un correctivo a una visión puramente hori­zon­tal, y en consecuencia incompleta, de la per­so­na humana y de la coexistencia social.
La vida y la obra de todos los creyentes de­ben fomentar un testimonio constante de lo tras­cendente, apuntar a las realidades invisibles que están más allá de nosotros, y encarnar la con­vicción de que una providencia amorosa y com­pasiva guía el curso de la historia, sin im­por­tar cuán difíciles y amenazadoras puedan pa­recer las jornadas durante el camino. Gracias al profeta tenemos esta garantía: ‘Sé muy bien lo que pienso hacer con ustedes: designios de paz y no de aflicción, darles un porvenir y una es­peranza’ (Jr. 29, 11).Con estos sentimientos, invoco sobre us­te­des y sus familias las bendiciones divinas de sa­bi­duría, misericordia y paz”.

http://www.nmidigital.com/secciones.php?id=5&top_id=10126&s=99

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