El Primer Principio Fundamental: Creer en la existencia del Creador; que hay un Existente completo en todos los sentidos de la palabra "existencia." Él es la cause de toda existencia. En él todo lo demás subsiste y de él se deriva. Es inconcebible que él no exista, porque si él no existiera la existencia de todo lo demás se extinguiría, y nada podría persistir. Si imaginamos la ausencia de todo otra cosa existente, sin embargo, la existencia de Elohim no se extinguiría ni se disminuiría por eso. Porque la unidad y el dominio son solo de Elohim, ya que él es suficiente en sí mismo. Todo lo demás, sean ángeles o lugares celestiales y todo lo que haya en ellos o debajo de ellos, lo necesitan a él para existir. Este primer principio fundamental se enseña en el verso bíblico: "Y soy YHWH tu Elohim" (Exo. 20:2).
El Segundo Principio Fundamental: Se nos dice que creamos que Elohim es uno, la causa de toda unidad. Él no es como el miembro de un par, ni una especie de genio, ni una persona dividida en muchos elementos discretos. Tampoco es uno en el sentido de que un cuerpo simple es, numéricamente uno pero todavía infinitamente divisible. Elohim, más bien, es uno de manera única. Este segundo principio fundamental se enseña en el verso bíblico: "Oye, Israel, YHWH nuestro Elohim, YHWH es Uno" (Deut. 6:4).
El Tercer Principio Fundamental: Debemos creer que él es incorpóreo, que su unidad no es física ni potencialmente ni en la realidad. Ninguno de los atributos de la material pueden aplicársele a él, ni movimiento, ni reposo por ejemplo. No pueden referirse a él ni accidentalmente ni esencialmente. Por es que nuestros sabios le negaron composición y separación, y dijeron : "En las alturas no hay sentarse ni pararse, no hay necesitar ni cansarse" (Hagigah 15a), e.d. no hay composición ni separación, como lo testifica el uso bíblico de estas palabras. El profeta preguntó: "¿Con quién puedes comparar a Elohim, a quién puede parecerse?" (Isa. 40:18). Sí él fuera un cuerpo, sería como otros cuerpos. Siempre que la Escritura lo describe en términos corpóreos como caminando, parándose, sentándose, hablando, y cosas por el estilo, habla metafóricamente. Así nuestros sabios dijeron: "La Torah habla en lenguaje
humano". (Berakhot 31b). Este tercer principio fundamental se enseña en el verso bíblico: "Ustedes no vieron imagen" (Deut. 4:15). Este verso quiere decir, uno no puede concebirlo como concebiría una imagen de Baal, ya que, como hemos mostrado, él no tiene cuerpo en absoluto, realmente o potencialmente.
El Cuarto Principio Fundamental: Debemos creer que el Uno es absolutamente eterno, ninguna cosa existió antes de él, como lo prueban muchos versos escriturales. Este cuarto principio fundamental se enseña en el verso bíblico: "Una morada es el Elohim eterno" (Deut. 33:27).
El quinto Principio Fundamental: Solamente él, bendito sea, tiene derecho a ser adorado, magnificado, y obedecido. Uno no debe orar a nada más bajo que él en: ángeles, estrellas, planetas o elementos, ni nada compuesto de éstos. Todos esos son procesos naturales sin auto-determinación ni libre voluntad. Solamente Elohim es libre y “puissant”. De ahí que no debamos adorar a esos poderes que pueden servir solamente como medios para acercarnos a él. Debemos pensar solamente en él, dejando aun lado a todos los demás. El quinto principio fundamental tiene la garantía de todas las advertencias bíblicas contra la idolatría, en otras palabras, la totalidad de la Torah.
El Sexto Principio Fundamental: es la Profecía. Uno debe saber que entre los hombres se encuentran ciertas personas tan dotadas y perfeccionadas que pueden recibir pura forma intelectual. Su intelecto humano se aferra al Intelecto Activo, hacia el cual es gloriosamente elevado. Estos hombres son los profetas; eso es lo que es la profecía. Una explicación plena de este principio raíz requeriría mucho más tiempo. No deseamos citar textos de prueba para cada principio ni explicar cada uno totalmente. Sin embargo, les recuerdo que consideren los muchos pasajes escriturales que testifican de la profecía de muchos diferentes profetas..
El Séptimo Principio Fundamental: es la profecía de Moisés nuestro maestro. Debemos creer que él fue el principal de todos los demás profetas antes y después de él, todos los cuales son inferiores a él. Él fue el escogido de toda humanidad, superior en lograr el conocimiento de Elohim más que cualquier otra persona que haya vivido o que vivirá jamás. Él sobrepasó la condición humana normal y alcanzó la angélica. No queda ningún velo que él no haya rasgado y detrás del cual no haya penetrado, nada físico que lo retuviera, ninguna deficiencia, grande o pequeña, que lo confundiera. Todos sus poderes de sentido y fantasía fueron reprimidos, y sólo quedó la pura razón. Eso es lo que se quiere decir cuando se dice que él habló
A Elohim sin mediación angélica.
Habría querido explicar este misterio a partir de Fuentes bíblica,
explicando versos tales como "Elohim le hablaba a Moisés boca a boca" (Núm. 12:8), pero veo que requerirían una gran cantidad de comentarios preparatorios acerca de la notable existencia de los ángeles, los cuales se derivan de Elohim, y acerca de los poderes del alma. Y la discusión tendría que ampliarse para incluir las descripciones proféticas de Elohim y los ángeles, incluyendo las Dimensiones Divinas de cuya más breve descripción
requeriría cientos de páginas. He dejado, por lo tanto, esos asuntos a mi libro exegético, el libro sobre la profecía en el que estoy trabajando, o a un libro que espero escribir algún día para explicar estos asuntos fundamentales.
Volviendo a nuestro séptimo principio fundamental: La profecía de Moisés debe distinguirse de la de rodos los demás profetas en cuatro respectos:
1. Todos los demás profetas recibían la comunicación de Elohim por medio de intermediarios, sólo Moisés la recibía inmediatamente. Esto se indica por la frase, "boca a boca me dirigía a él."
2. La profecía le venía a otros en sueño (vea los versos que se refieren a "un sueño de noche" [Gen. 20:3]; "una visión de la noche" [Job. 33:15]), o durante el día cuando caía una trance sobre el profeta de modo que sus sentidos e intelecto serían tan inútiles como en un sueño. Este estado se llama "visión" o "discernimiento” (“insight") como en la expresión "visiones de Elohim". Pero las Palabras le venían a Moisés en plena luz del día cuando se paraba entre dos querubes, como Elohim había promedio, "Allí me encontraré contigo " (Exo. 25:22). Elohim dijo: "Moisés, mi siervo, no es como otros profetas; a él solamente yo le hablo boca a boca."
3. Aun si otro profeta recibía una visión de Elohim mediante un ángel, sus poderes le fallaban; quedaba sobrecogido de miedo, y casi perdía su mente. Cuando, por ejemplo, Daniel recibió una comunicación de Gabriel en una visión, dijo: "Yo no tenía fuerza; mi vigor se tornó contra mí, no me quedó poder, sino que caí “swooning" sobre mi rostro al suelo, escribiendo en una visión" (Dan. 10:8 y sig., 10:16). Eso nunca le sucedió a Moisés. Cuando le llegaba la Palabra él no vacilaba ni temblaba. "Elohim le hablaba a Moisés cara a cara, como un hombre a su amigo " (Exo. 33:11). Esto significa que, como una conversación amistosa no produce ansiedad, Moisés no tenía temor cara a cara con Elohim, no tenía terror de la revelación, porque el se aferraba al Eterno en un estado totalmente consciente, como hemos implicado.
4. Los demás profetas no podían lograr una visión en cualquier momento en que ellos quisieran. Todo dependía de la voluntad de Elohim. Un profeta podía esperar días o años antes de que le viniera la profecía. Le rogaba a Elohim que se le revelara en profecía, pero tenía que esperar durante días o meses antes de que le viniera la profecía. Algunas veces Elohim no se revelaba en absoluto. Hubo muchas sectas que se preparaban por medio de purificar sus mentes hizo Elishá (Eliseo) - "y ahora tráeme un músico para me alcance la profecía" (2 Reyes 3:15). Pero la profecía no necesariamente seguía a su preparación. Moisés nuestro Maestro, por otro lado, podía decir cuando quisiera: "Esperen, voy a escuchar lo que les manda YHWH" (Num. 9:8). La Escritura dice: "Dile a Aarón, tu hermano, que no entre al lugar santo en ningún momento" (Lev. 16:2). Nuestros sabios interpretan que esto significa que Aarón no podía venir a Elohim siempre que a él le placiera, pero Moisés podía (Midrash a Aharé Mot).
El Octavo Principio Fundamental: es que la Torah vino de Elohim. Debemos creer que toda la Torah fue dada a Moisés nuestro Maestro enteramente de parte de Elohim. Cuando llamamos a la Torah "la Palabra de Elohim" hablamos metafóricamente. No sabemos exactamente cómo nos llegó a nosotros, sino solamente que nos vino a través de Moisés quien actuó como un secretario que toma un dictado. Él escribió los eventos del tiempo y los mandamientos, por cuya razón se le llama el "Legislador". No hay distinción entre un verso de la Escritura como "Los hijos de Jam fueron Cush y Mizráyim" (Gen. 10:6), o "El nombre de su esposa fue Mehetabel y su concubina fue Timna" (Gen. 36:39,12), y uno como "Yo soy YHWH vuestro Elohim”, todos son la Torah de Elohim, perfecta, pura, santa y verdadera. Cualquiera que diga que Moisés escribió algunos pasajes por sí mismos es considerado por nuestros sabios como un ateo de la peor clase de herejes, porque trata de distinguir lo esencial de lo accidental en la Torah. Tales herejes reclaman que algunos pasajes históricos o historias son invenciones triviales de Moisés y no son Revelación Divina. Pero el sabio dijo que si uno acepta como revelación toda la Torah con la excepción de tan solo un verso, que Moisés mismo y no Elohim compuso, a él se hace referencia en este verso: "él ha avergonzado la Palabra de YHWH" (Núm. 15:31), y es hereje.
Toda palabra de la Torah está llena de sabiduría y maravillas para uno que la entiende. Está más allá del entendimiento humano. Es más amplia que la tierra y más ancha que el mar. Cada hombre debe seguir a David, ungido del Elohim de Jacob, quien oró: "abre mis ojos y miraré las maravillas de tu Torah" (Sal. 119:18).
El comentario autoritativo sobre la Torah es también la Palabra de Elohim. La sukah que construimos hoy día, o el lulav, el shofar, los flecos, las filacterias, etc. Que usamos, replican exactamente los que Elohim le mostró a Moisés los cuales Moisés fielmente describió para nosotros. Este principio fundamental se enseña por el verso: "Y Moisés dijo, `Así sabrán ustedes que YHWH me envió a hacer todas estas cosas, y que no son producto de mi propia mente" (Num. 16:28).
El Noveno Principio Fundamental: es la autenticidad de la Torah, e.d., que esta Torah fue precisamente transcrita de parte de Elohim y de nadie más. A la Torah, oral y escrita, nada debe añadirse y nada debe quitarse, como se dijo, "No añadirás ni quitarás" (Deut. 13:1). Ya hemos explicado suficientemente este principio en nuestra introducción a este Comentario sobre la Mishnah.
El Décimo Principio Fundamental: es que Elohim conoce todo lo que el hombre hace y nunca aparta sus ojos de ellos, como reclaman los que dicen, "YHWH ha abandonado esta tierra" (Ezek.8:12, 9:9). Más bien, como lo tiene la Escritura, "Grande en consejo, poderoso en discernimiento (es Elohim) cuyos ojos están abiertos a todos los caminos de los hombres"(Jer. 32:19), o “YHWH vio que era grande era la maldad del hombre sobre la tierra" (Gen.6:5), o el verso, "El clamor de Sodoma y Gomorra es poderoso" (idem. 18:20). Todas estas citas señalan a nuestro Décimo Principio Fundamental.
El Decimoprimer Principio Fundamental: es que Elohim recompensa a quienes cumplen los mandamientos de la Torah y castiga a quienes transgreden sus amonestaciones. La mayor recompensa es el mundo venidero; el peor castigo es la extinción. Ya hemos clarado esto suficientemente. La Escritura que nos enseña este principio fundamental es "Si no perdonas el pecado de ellos, extíngueme". A lo cual Elohim replicó, "Eliminaré de mi libro solamente al hombre que haya pecado contra mí" (Ex.32:32 y sig.). Esto prueba que él conoce tanto al obediente como al pecador, y recompensa
o castiga a cada cual.
El Decimosegundo Principio Fundamental: se refiere a La Era Mesiánica. Debemos creer como un hecho que el Mesías vendrá y no considerarlo como tardío. Si se tarda, esperar por él (Hab. 2:3); no fijar límites de tiempo para su venida. Uno no debe hacer conjeturas basadas en pasajes de la Escritura para concluir cuándo vendrá el Mesías. Los sabios dijeron: "Que el Espíritu se aparte de aquellos que calculan el tiempo del fin" (Sanhedrín 97b). Uno debe creer que el Mesías tendrá más estatus y honor que todos los reyes que han vivido jamás, como profetizaron todos los profetas desde Moisés hasta Malaquías: todo el que dude esto o lo minimice niega el pasaje que comienza, "Ustedes están parados" (Deut.29:9). Un corolario de este principio es la afirmación de que el rey de Israel debe venir solamente de la casa de David y la simiente de. Todo el que rechace esta familia niega a Elohim y las palabras de sus profetas.
El Decimotercer Principio Fundamental: es la Resurrección de los muertos, la cual ya hemos explicado.
viernes, 29 de agosto de 2008
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1 comentario:
HOLA: Gracias por este estudio hermoso, me parecio muy interesante pues estoy en la tarea de aprender mas acerca de esta Fe en Dios que cada dia de pide mas conocimiento y que no he podido encontrar un lugar que me sacie, pues estoy en Cali Colombia y casi no hay estas Iglesias o no se como se les llama, es por eso que estoy en esta preciosa pagina; y me hubiera gustado ver lo pasajes o capitulos o versiculos que no tienen los principios de 5,6,12,y 13 y me encantaria poder comprar el libro que dice esta escribiendo o algun estudio que hable de los angeles. Gracias Ceciliasilva
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