Más que tan solo judíos de Shabat
Michael FreundEl jueves 27 de noviembre podrá ser un día de suerte para los judíos rusos a quienes la fría y descorazonada burocracia no les permite venir a Israel.
Luego de meses de retraso, la Corte Suprema finalmente atenderá la petición de 20.000 subotniks judíos de Rusia, varios de los cuales han encontrado dificultades de recibir permisos de aliá en los últimos años.
Familias han sido divididas, y amados han debido poner sus planes en espera, mientras que un no-civil servicio civil ha puesto numerosos obstáculos en su camino, generalmente aplicando inconsistente e incluso contradictorios criterios.
Pero a diferencia de hace tres décadas, no son los oficiales soviéticos en Moscú o Leningrado los que causan este triste problema.
Increible, pero no es otro que el gobierno israelí el que está bloqueando su aliá, haciendo de los judíos subotniks los últimos restos de los refusniks, que aún se encuentran trabados en la antigua Unión Soviética.
Es tiempo de que esta injusticia sea corregida, y de que Israel abra sus puertas a los remanentes de esta comunidad especial.
LA HISTORIA de los subotniks comenzó hace más de dos siglos, cuando un número de sectas judeizantes se desarrollaron entre los granjeros y los campesinos en el sur de Rusia.
Mientras que siguieron siendo cristianos, varios adoptaron prácticas judías, en particular la observancia del Shabat, o el Shabat judío, y por tal razón recibieron el nombre de subotniks.
Pero entre ellos hubo un grupo que dio un paso más, dejando atrás la fe Ortodoxa Rusa y convirtiéndose al judaísmo. Ellos se referían a si mismos como “los guerim”, usando la palabra judía para conversos, y practicando judaísmo abiertamente.
Estos judíos subotniks respetaban la halajá, se casaban con judíos rusos, y algunos incluso mandaron a sus hijos a estudiar en las grandes yeshivot de Lituania y Ukrania.
Convertirse al judaísmo en la Rusia Zarista era un noble acto de fé, pero obviamente llevaba consigo grandes riesgos. Y rápidamente, los subotniks fueron forzados a pagar un alto precio por adoptar el judaísmo.
De acuerdo a Simon Dubnow, el gran historiador de la judería rusa y polaca, el Zar Alezander I escuchó de la existencia de los judíos Subotniks en 1817, cuando se quejaron ante él del anitsemitismo que estaban sufriendo “por adoptar la ley de Moisés”.
El Zar se enfureció, no por el hecho de que algunos de sus súbditos perseguían judíos, por supuesto, sino porque unos de ellos habían decidido volverse judíos. Por lo que expidió una serie de decretos en contra de los subotniks, los cuales culminaron en la deportación y expulsión a lejanos lugares del imperio.
A PESAR DE LA persecusión zarista y de la subsecuente opresión soviética, los judíos subotniks se aferraron obstinadamente a su judaísmo. Muchos fueron asesinados por los alemanes luego de la invasión nazi en junio de 1941.
El comunismo también fue duro con ellos, y en décadas recientes, un creciente número de judíos subotniks sucumbieron a la asimilación y al matrimonio mixto, presentando una amenaza para su futuro como judíos.
Es por esto, que es esencial que Israel actúe rápidamente para permitir a los judíos subotniks remanentes, realizar aliá – antes de que se asimilen completamente y desaparezcan.
Tan solo en la última década, cientos de subotniks de la aldea Vysoky en el sur de Rusia se han mudado a Israel, mientras que miles de otros subotniks han venido durante la gran ola de aliá de Rusia, la cual tuvo lugar durante los años ´90.
Figuras prominentes en la historia moderna de nuestra nación, como uno de los últimos comandantes del ejército, Rafael (Raful) Eitán, y el legendario Alexander Zaid, un pionero de la segunda aliá quien fundó el “Hashomer” grupo de defensa judía hace un siglo, eran descendientes de subotniks.
PERO EN los últimos años, el Ministro del Interior y el Departamento de Enlace, un brazo de la oficina del Primer Ministro, el cual se encarga de inmigración desde la antigua Unión Soviética, han inexplicablemente detenido toda la aliá de los subotniks.
El resultado es que cientos de judíos subotniks de Vysoky, y otros cientos más de otras comunidades a lo largo de Rusia, se encuentran ahora afuera.
Estos incluyen a Lubov Gonchareva, una residente de Vysoky de 48 años y madre de tres niños. Los padres de Lubov han realizado aliá hace varios años, fueron reconocidos como judíos por el Ministerio del Interior, y su madre incluso obtuvo un documento del Rabinato de Jerusalem en el cual certifica que es judía.
Pero cuando Lubov presentó una petición para realizar aliá hace cuatro años, su petición fue denegada debido a que su esposo no era judío. Por lo tanto, le fue comunicado, “perdió” el derecho de mudarse a Israel, a pesar de que sus padres viven aquí como judíos israelíes en Beit Shemesh, en las afueras de Jerusalem.
“Nací como judía y vivo como judía, como también lo hacen mis hijos”, me dijo Lubov, mientras que caían lágrimas de sus ojos. “El estado reconoce a mis padres como judíos, ¿entonces como puede hacerme esto a mi y a mis hijos?”
Esta pregunta será presentada ante la Corte Suprema mañana, cuando los jueces reciban la petición que Shavei Israel, organización que presido, ha presentado en nombre de Lubov.
Espero que la Corte vea la insensibilidad de nuestras autoridades, y le permita a Lubov y a sus hijos, y a otros como ellos, realizar aliá.
Los subotniks son los judíos olvidados de Rusia. Debido a todo lo que han vivido en los últimos dos siglos, no podemos darles la espalda.
Han luchado valientemente por sobrevivir, y los vestigios de esta comunidad desean volver a casa.
Ahora es el momento para permitirles realizar esto, antes de que sea demasiado tarde.
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